Maullidos

Somos casi infinitos, somos tantos
nos multiplicamos,
también nos dividimos
volviéndonos casi error matemático

Cuantos suicidas se consagran
a este instante (breve, atemporal y permanente)
no me atrevo a lograr lo que sueño
porque temo lo que sueño

Que triste se vuelve un jueves cualquiera
dan ganas de colgar los tenis
en el cableado de la calle.
Siempre ha figurado para mi un fin
mas trágico que la vida del zapato mismo

Ojala maullaran los suicidas
así sabría que otros cientos
también tienen gangrenada la vida

Esa gangrena es también ésta soledad,
soledad que se escurre por la puerta de mi cuarto.
Y se me monta en el deseo de mi muerte
ahí lo cabalga impetuosa;
Haciendo mis venas palpitar
desesperadas porque quieren llorar
porque también quieren saborear el metal

Y es que siempre he sido de esta clase
he despreciado la vida.
aun si mi religión por ello me condena

Mis padres no entenderán
el desprecio ni las sobredosis
Mi hijo tampoco entenderá
que con él desprendi de mi
el último suspiro como hacen los muertos

Las palabras siempre serán
el consuelo del suicida.
Diluye la cobardía
la tinta se vuelve mar:
amplio y profundo mar
que se vuelve espejo también
de desilusion de todas las vidas
lanzadas con piedras desde la orilla del mar

Que se me acaben las horas
que sigo esperando los maullidos
de esos cientos de suicidas
 A no ser que ellos si
hayan logrado su cometido
 y entonces si
se hayan ya curado